Desde aquellos siete años siempre supe lo que era bueno y lo que no lo eran tanto, sin desmerecer lo que mis padres me enseñaban, que siempre fue el camino del bien.
Entonces mi elección siempre fue lo bueno. No cabe dudas que desde la escuela primaria mis padres estaban orgullosos de tener el hijo que tenían. Siempre me fue bien, todos me apreciaban, todos me respetaban en el sentido que todo lo aprendía fácil y podía, sobre todo en los recreos, ayudar a mis compañeros con las tareas y las lecciones de estudio, para mi todo era fácil, solo tenía que estar predispuesto para ello. Obviamente fui abanderado, mejores notas, etc. todo aquello que ornamenta la dedicación y entrega que uno pone en las cosas de la vida. Esto último más importante que sus ornamentos.
Lo mismo sucedió con mis estudios secundarios y fue tal la facilidad que en los tres últimos años de mis estudios de nivel medio me dediqué a dos carreras secundarias simultáneamente. Me tildaron de traga en los estudios, pero era muy fácil, por la mañana leía lo que tenía que aprender, por la tarde bachiller común y por la noche secretariado comercial, nunca me llevé una materia, nunca dejé de salir un fin de semana, siempre tuve novia, siempre vida normal. Bueno, a lo mejor anormal para la mayoría.
Nuevamente en mis estudios universitarios todo fue dándose en una forma clara y simple, nunca me fue mal en algún examen para tener que realizar el correspondiente recuperatorio, fui el primero junto con otros dos colegas en recibirme de ingeniero en mi promoción de ingreso, en cinco años me recibí. Ese período duró el noviazgo con la persona que hoy es mi esposa, y aquí estuve de mochilero meses antes de recibirme y de casarme.
Solamente he relatado algunos aspectos muy generales, pero siempre estuve acompañado por mi infinito ser, guía de mis actos para hacerlos más fácil y siempre adelante con las cosas buenas.
Luego vino mi compromiso y responsabilidad de formar una familia al llegar mis tres niñas, anhelo de la mayoría de la gente y además ser feliz.
Laboralmente todo siempre se dio en forma positiva, modificando mis situaciones laborales dando pasos seguros según mis propias circunstancias y mis sentidos internos que me indicaban los distintos caminos a tomar; siempre tengo la intuición, como tantas otras, de que en este aspecto nunca tengo problemas, desde ya sin descuidarla poniendo en ella todo de mí, como en todas las cosas que hago.
Nada surge de la nada, todo se debe desear y buscar en forma positiva y permanente.