"Despertar de una razón humana"
Relato de Osmar Rodolfo Madsen
1998


Capítulo 12

Lo esencial es no ser infiel con uno mismo, la fidelidad
debe ser con nuestro ser y desde allí nuestro exterior
se acomodará para que seamos felices.


Ya en casa, en la ciudad que hoy vivo, me pongo a escribir este último capítulo en un cuaderno ecológico producido con papel a base de fibras naturales recicladas biodegradables, las hojas tienen un color natural para evitar el cansancio visual debido a que no contiene colorantes, blanqueadores ni sustancias tóxicas. En la contratapa hay una frase que dice: gracias por su colaboración al elegirnos, usted está cuidando la naturaleza.

Al duodécimo día de estar en ese gran lago, salimos a las siete de la mañana de la cabaña y al rato estábamos saliendo por la ruta con destino a nuestro lugar de origen.

En el punto de la ruta que nos asombramos el primer día al llegar y ver por primera vez el lago, nos despedimos por esta oportunidad, ya que mis hijas dijeron hasta la próxima que volveremos.

No sentí tristeza en ese momento porque los días que había pasado fueron excelentes y en armonía con mi ser, sentí bien afianzado esa unión y reconfortado con mis sensaciones, lo cual me hacen sentir fuerte e inmenso.

Empezamos a recorrer el río que lleva las aguas del lago por la ruta que bordea su lecho. Un camino de montaña sinuoso hasta recorrer aproximadamente quinientos kilómetros, a partir de donde la altura de las montañas se hacen menores y desaparece el sistema montañoso para dejar aparecer la precordillera y las primeras zonas desérticas, menos el valle que recorre el río con su verdor.

Ya a esta distancia del recorrido del río se une con otro proveniente del norte de esta región para formar un nuevo río que definitivamente se dirigirá al océano.

Recorrimos unos cien kilómetros más y en un pueblo del valle almorzamos.

Luego de un recorrido total de un poco mas de setecientos kilómetros dejamos el río que aún recorrerá otros cuatrocientos para llegar al océano.

Nos internamos al desierto por una ruta de trescientos kilómetros para llegar a una ciudad importante, después de la cual llegamos a nuestra casa, conduciendo el automóvil otros cuatrocientos kilómetros de noche, a la una de la madrugada.

Fue importante reencontrarme plenamente con mi interior y con mi amada naturaleza, a casi 1.400 kilómetros de la ciudad de donde resido. El lugar en la cordillera es fantástico.

Ahora, mi razón humana tendrá nuevamente que ocuparse de mi trabajo profesional en informática, reconfortado con el contacto con la naturaleza.

De todas maneras estoy cerca de las costas del océano y los fines de semana iré a sus playas con su particular naturaleza.

Aquí, en mi ciudad, también tenemos un pequeño lago y sierras no muy altas que rodean el espacio habitado. Estas sierras pertenecen a uno de los más antiguos plegamientos del planeta. Esta zona tiene un encanto natural que me ayuda a mantener un contacto mas fluido con mi ser. Estas serranías tienen su "glamour" (encanto).

Pero nuestra actividad social y laboral siempre nos trata de tirar en contra de nuestros sentimientos, mientras sepamos ser fieles a nosotros mismos, después podemos ser fieles con los demás y armonizar desde nuestro interior las actividades que realizamos. Lo esencial es no ser infiel con uno mismo, la fidelidad debe ser con nuestro ser y desde allí nuestro exterior se acomodará para que seamos felices.

Las dificultades siempre aparecerán y parecerán imposibles de revertir en ciertas situaciones, pero nuestra savia interior dará fuerzas a nuestro ser, que con su sabiduría nos responderá como debemos actuar, solo debemos mirar con los ojos de nuestro corazón y sabremos como actuar positivamente para la concreción de nuestros deseos superando las dificultades planteadas por nuestro exterior.

A veces ocurren cosas mágicamente que nos ayudan en nuestros deseos. Cuando se vive de acuerdo con esa magia, no buscamos explicación a todo lo que ocurre y todo lo que hacemos, nos dejamos llevar por ella y que la naturaleza siga su misterioso curso, aprovechándonos de sus poderes ocultos o no tan ocultos.

Aquí desempeña un papel importante la imaginación. Tomamos, a veces, la imaginación demasiado a la ligera y olvidamos que la vida está limitada por nuestra imaginación. Las cosas son tal cual como las imaginamos, nuestra imaginación les da vida.

Usando nuestra imaginación y la intuición o voz interior recuperaremos el encantamiento en nuestras vidas individuales.

No se puede recuperar el encantamiento si no se renuncia a la cultura del desencanto.

El encantamiento, cuya emoción es la alegría y su meta un profundo placer, sitúa la imaginación por delante de la información y la sabiduría por encima de la inteligencia.

La persona encantada es el espejo provisto de voz que da expresión a la voz interior de la naturaleza y el corazón. Cuando el ser interior se une a la razón humana en una comunión íntima y total, entonces sentimos el encantamiento, escuchamos la voz interior y sabremos como actuar por lo que nos dice. A partir de ese momento seremos capaces de construir un mundo que alimente el alma, encante al corazón y ofrezca a nuestro ser la posibilidad de ser feliz con el amor eterno y la ternura infinita que pueda brindar a otro ser.


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